Infancia en Nazareth

Infancia en Nazareth

Texto: Lc 2,39-40

"Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea.

El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él."

Comentario:

Se podría pensar que Jesús, al poseer en sí mismo la plenitud de la divinidad, no tenía necesidad de educadores. Pero el misterio de la Encarnación nos revela que el Hijo de Dios vino al mundo en una condición humana totalmente semejante a la nuestra, excepto en el pecado.

Como acontece con todo ser humano, el crecimiento de Jesús desde su infancia hasta su edad adulta requirió la acción educativa de sus padres.

El Evangelio nos señala que Jesús vivía sujeto a sus padres; esta dependencia nos demuestra que tenía la disposición de recibir y estaba abierto a la obra educativa de su madre y de José.

En María, Jesús podía encontrar un modelo para seguir e imitar, y un ejemplo de amor perfecto a Dios y a los hermanos.

José, al enseñarle a Jesús el oficio de carpintero, lo introdujo en el mundo del trabajo y en la vida social.

Ciertamente, María y José introdujeron a Jesús en los ritos, las prescripciones de Moisés, la oración a Dios, etc...; siendo así la casa de Nazaret el ambiente favorable para el crecimiento y la maduración personal del Salvador de la humanidad.